Hace algún tiempo leía uno de esos posts que me gustan de un blog al que soy asidua: Cultura Inquieta. Se titulaba algo así como «Palabras atractivas». Coincidí en algunas de ellas y al momento estaba haciendo una lista propia. A veces por su valor fonético, otras por el semántico, lo cierto es que me salió una buena cantidad. Aquí las derramo. Irán cayendo sin orden ni concierto cual chorro de agua transparente, indoloras e insaboras, algunas. Como una lluvia de plomo, otras.
Comenzamos por «efímero», que es lo bueno. Suena elegante y sabe mejor. Porque es breve. En esta misma línea, «etéreo», eso delicado que no puedes ni tocar. Porque está fuera del alcance terrenal. «Mondo» porque está desnudo y rima con lirondo. «Infinito» porque es más allá. «Efervescente» porque se escapa en forma de burbuja y pica. «Serpentina» porque sesea y además se va de fiesta. «Rugoso» porque la arruga es bella y parece que se palpa.
«Ojala» porque siempre es positiva y le pone el femenino al ojal. «Resiliencia» por lo difícil que es decirla y la superación que implica vivirla. La «elocuencia» por lo que persuade y distingue su arte de. «Inconmensurable» por lo grande que es solo decirlo. «Desenlace» porque todo lo que empieza acaba, y menos mal. «Chisporrotear» porque se parece a chistorra y se escapan las chispas. «Vehemente» porque son mentes ardientes que disparan flechas de pasión. Y «superfluo» porque lo decía mi padre y siempre está de más, por qué no.